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jueves, 12 de abril de 2018

Texto para Cultura y Modernidad, 2018

Entiendo y quiero que aprendas las lenguas a la perfección. En primer lugar, la griega, como quiere Quintiliano; en segundo lugar, la latina; y luego, la hebraica, por las santas escrituras; y la caldea y la arábiga de manera semejante; y que te formes tu estilo, en lo que se refiere a la lengua griega, a imitación de Platón; en cuanto a la latina, a imitación de Cicerón. Que no haya historia que no tengas presente en la memoria, para lo cual te servirá de ayuda la cosmografía de aquellos que han escrito sobre ella. De las artes liberales, geometría, aritmética y música, ya te hice tomar algún gusto cuando eras aún pequeño, cuando tenías cinco ó seis años, prosigue pues con el resto, y de astronomía has de llegar a conocer todos los cánones. [...] Del derecho civil, quiero que sepas de memoria los bellos textos, y que, los cotejes con la filosofía. Respecto de los hechos de la naturaleza, quiero que te dediques a ellos cuidadosamente: que no haya mar, ni río, ni fuente cuyos peces no conozcas; has de conocer todos los pájaros del aire, todos los árboles, arbustos y frutos de los bosques, todas las hierbas de la tierra, todos los metales escondidos en el vientre de los abismos, las piedras preciosas de todo el Oriente y de los países del Sur, para que nada te sea desconocido. Luego, revisa cuidadosamente los libros de los médicos griegos, árabes y latinos, sin despreciar a los talmudistas y los cabalistas; y, por medio de perfectas anatomías, adquiere un cabal conocimiento de ese otro mundo que es el hombre. Y durante algunas horas del día, empieza a frecuentar las santas escrituras. Primero, en griego, el Nuevo Testamento y las Epístolas de los apóstoles; y luego, en hebreo, el Antiguo Testamento. FRANCOIS RABELAIS, "Pantagruel" (alrededor de 1532)